miércoles, 26 de septiembre de 2012

Mañana

Mañana es un día decisivo.
No tengo miedo, no tengo dudas.
Sólo tengo la firme convicción de que mañana,
será decisivo para los tres.
Sí, mañana es uno de los días más importantes en nuestra vida,
pero lo afronto con valentía y con las ganas de saber que en ningún caso,
será el último día que te veo,
porque pronto te podré tenerte entre mis brazos,
y los pocos miedos que habían, se habrán disipado.
Seré fuerte por tí, para tí, cada día de mi vida.
Tú eres lo más importante para mí.

Hada.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Prego

Pongo mi corazón, mis ilusiones y esperanzas en ti.
No pretendo cargarte de responsabilidad, ni de pedirte imposibles.
No quiero riquezas, ni comodidades;
estas dos manos solamente que me basten.

Te pido que me ilumines, que me guíes y me des fuerza.
Que en lo posible la angustia o duda no penetre en ningún rincón.
Que le dejes siempre a mi lado, que siempre este bien.
Verás que para mi es demasiado poco tiempo, no te lo lleves.

Nunca fui tan feliz, solo con ese latir.
Déjale ser, déjale crecer.
Danos esta alegría.
Déjame la paz que tanto quería.

"Prego tu comprensión"






martes, 18 de septiembre de 2012

Añoranza

Caminando por verdes prados con el latido de mi corazón,
visualizo las flores y puedo oler la hierba fresca.
Aún queda en la punta de los árboles el rocío,
recuerdo del helado invierno.

Voy paseando con un vestido largo.
Las botas que acarician la punta de mis dedos,
no dejan pasar el helor, pero aún, cuando no es así,
un ligero temblor atraviesa mi cuerpo.

El faro que ya apenas proyecta luz,
es bañado por el suave vaivén de las olas.
Todo esta en calma en esta mañana de enero.
La arena brilla suave con la luz del sol venidero.

Me quito las botas pero me dejo puesto los calcetines,
tengo algo de frío y me acurruco entre el calor de mi jersey.
Es azul, y contrasta con el agua y mi vestido.
El tacto es suave y delicado, como el mismo rocío.

Los tablones de madera dan paso al puerto,
me deslizo con rumbo fijo, descalza, creo que desvarío.
El puerto que antaño de barcos se llenaba,
hoy fantasma, solo queda mi alma y mi barca.

Una lágrima pronta y certera resbala por mi mejilla.
Cae, se deja ir y acompaña a la mar.
Va y viene la ola, se mezcla la sal.
Quizás el viento hasta a tí la haga llegar.

Miro el horizonte, amanece sin cesar.
Estoy temblando, pero ya no de frío.
Veo que hoy tampoco tu barco ha venido.
Solo me queda esperar a que mi puerto ya no este vacío.


HADA.

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